La Mañana TVE

En la tarde de ayer contactaron desde Televisión Española con Ángel Terrón, director y psicólogo de Educ-at para participar hoy en el programa «La Mañana de la 1». Se quería tratar el caso de Adrián, un niño con TDAH que en el 2010, cuando apenas tenía 9 años, sufrió en su colegio de Moraleja (Cáceres) maltrato físico y psicológico por parte de su profesor de Inglés. Para ello confeccionaron una mesa de debate con Sonia, la madre de Adrián, y diferentes profesionales entre ellos nuestro compañero Ángel Terrón, como psicólogo experto en TDAH. Hoy en día aún se mantienen secuelas de esta fatídica experiencia, mientras que el profesor denunciado sigue trabajando en otro centro académico de la provincia.

Lo primero de todo, os queremos acercar, por si acaso no estais al tanto de lo ocurrido, el link con la noticia aparecida en el periódico El Mundo el pasado 27 de abril.

ADRIÁN Y UNA CLASE COMO ABU GHRAIB:

http://www.elmundo.es/espana/2015/04/27/553ceed6ca47414c0d8b458a.html

Debido a esta publicación, La Mañana de la 1 decide dedicar un espacio en su programación para tratar el tema. El formato es una mesa debate donde Sonia, la madre de Adrián, relata los acontecimientos desde el inicio hasta ahora y se cuenta con diversos profesionales para conocer diferentes aspectos relacionados. El objetivo era dar a conocer el caso de Adrián e intentar así que este tipo de acontecimientos no ocurran más.

Para Educ-at es un placer que nos inviten a participar en mesas de debates en las que se traten temas relacionados con el TDAH y poder aportar nuestra perspectiva. Buscábamos principalmente ofrecer un apoyo necesario a la familia por todo lo que están viviendo (sufriendo no solo el maltrato sino la lentitud de la justicia) y, paralelamente, dar énfasis a la importancia de la formación y sensibilización del profesorado.

Cada vez nos encontramos con más profesores interesados en este trastorno, con un mayor conocimiento y con una actitud colaboradora preocupados por ayudar e impulsar el desarrollo de sus alumnos. Pero todavía quedan mucho personal docente al que sensibilizar.

Todas las personas que tenemos una relación directa con el TDAH sabemos que estos chicos tienden a presentar dificultades a la hora de mantener la atención, se despistan frecuentemente, no elaboran las respuestas, son impulsivos, les cuesta respetar los turnos de palabra, se mueven de la silla, etc. Si tenemos conocimientos del trastorno sabremos que son conductas inherentes al TDAH y no se realizan con el objetivo de romper el ritmo de la clase o molestar al profesor. Debemos ayudarles y guiarles para mejorar en estas dificultades y no tomarlo como un ataque hacia nosotros mismos. Si esto último ocurre, responderemos atacando hacia la fuente «conflictiva», le acusaremos, etiquetaremos y/o juzgaremos injustamente.

Desgraciadamente esto lo vemos más a menudo de lo que desearíamos. Niños/as etiquetados fruto de la ignorancia. Niños/as cuya autoestima se va deteriorando porque sus profesores no han sabido comprenderles ni reforzar sus logros. El TDAH no impide ni frena un desarrollo normal. Una vida a remolque si que puede hacerlo.

Esto no quiere decir que debamos justificar todas sus conductas, nada más lejos. Ni justificar ni criminalizar. Comprenderles y enseñarles. Y en este proceso juegan un papel fundamental los profesores, figuras de autoridad y referencia en los centros educativos.

Es una lástima que por culpa del tiempo (gran enemigo en la televisión), no se haya podido cumplir el guión que estaba previsto. Se hubieran tratados temas importantes como qué es el TDAH y a quién afecta, qué dificultades presentan, qué atención especial del profesorado necesitan o si éstos estan preparados para ello.

De todas formas el espacio que se ha ofrecido hoy ha sido una gran oportunidad para poder hablar de TDAH, para poner un altavoz a la situación de Adrián y su familia, para que no ocurran estas situaciones ni pasen desapercibido y también para conocer un poco más sobre el papel importante que juegan la autoestima y la motivación. Para nosotros es un orgullo que se nos contacte como referencias en el trastorno, poder colaborar y aportar nuestro granito de arena.

Desde estas líneas queremos agradecérselo al programa y esperamos que cada vez más, se creen pequeños espacios como éstos en los medios de comunicación donde poder tratar temas tan olvidados y tan importantes como es el TDAH. De esta manera estaremos abriendo ventanas al conocimiento.

El beneficio será común. Impulsaremos el desarrollo de estos chicos/as. Fomentaremos una sociedad sensibilizada.

Para concluir, os facillitamos el link con la parte del programa de La Mañana en la que se trata el tema.

http://www.rtve.es/alacarta/videos/la-manana/imputado-profesor-ingles-ato-alumno-silla/3108580/

Muchas gracias.

Alberto Jiménez

Socio y psicólogo de Educ-at

educatdah.com

Descubrir

Una de las grandes consultas que nos plantean muchos padres ante la sospecha de que su hijo pueda tener TDAH es a qué especialista deben llevarlo, quién se encarga de dar el diagnóstico o si deben priorizar un especialista ante otro. Estas y muchas otras preguntas intentaremos resolver en esta nueva entrada, pero la primera recomendación que debemos tener clara es que los profesionales que se encarguen de ello sean especialistas en el trastorno.

Al igual que en el tratamiento, el diagnóstico del Trastorno de Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH) debe ser multidisciplinar, esto quiere decir que los especialistas que valoren a vuestro hijo/a deben incluir las 3 áreas principales donde más afecta este trastorno: médicapsicológica y psicoeducativa. Por la misma razón que se recomienda que durante el tratamiento intervengan diferentes especialistas en estos tres ámbitos, durante la evaluación se antoja necesario que sean profesionales médicos (neuropedriatas, psiquiatra infantil, neurólogo etc.) y psicólogos (neuropsicólogos o psicólogos clínicos con experiencia en el área psicoeducativa) los que participen en el proceso.

Por lo tanto, si acudís a vuestro pediatra, neurólogo o psiquiatra infantil es recomendable que éste os derive a un psicólogo especializado para que termine de valorarlo. Este procedimiento también puede ser inverso, es decir, acudir primeramente a un psicólogo que os realice una completa evaluación para, posteriormente, ir a la consulta de un médico especialista.

La primera característica que debemos tener claro ante el diagnóstico del TDAH es que, a día de hoy, nos encontramos ante un diagnóstico comportamental¿Esto que quiere decir? ¿Pero no se conocen ya una serie de diferencias entre el cerebro de un niño con este trastorno y el de otro niño que no lo padece?

Fruto de las numerosas investigaciones que se llevan realizando desde hace unos años hasta hoy, vamos conociendo cada vez más cómo se comporta el cerebro de un niño con TDAH y las diferencias que se encuentran con respecto a otro niño sin él. Descubrimos que este trastorno conlleva una maduración más lenta de ciertas áreas del cerebro, que utilizan en algunos casos vías de procesamiento de la información diferentes o que presentan bajos niveles de hierro en el cerebro entre otras diferencias. Pero actualmente no existe nada en el cerebro de las personas con TDAH que pueda detectar un médico y que sea una señal inequívoca de que esa persona tiene el trastorno. Encontrar y establecer un biomarcador válido para el TDAH sería vital para esclarecer y conseguir diagnósticos precoces y objetivos. Esta es una de las principales vías de estudio sobre las que están trabajando varios grupos de investigación, pero del que desgraciadamente no disponemos resultados concluyentes todavía.

En estos tiempos se han ido creando herramientas para mejorar los diagnósticos, como por ejemplo los test genéticos o pruebas como Aula Nesplora que utiliza la realidad virtual para simular el contexto natural de una clase y medir la sintomatología característica del trastorno. Con respecto a los test genéticos comentar que no diagnostican, sino que lo que ofrecen es una recopilación de información (conociendo los genes implicados en distintos aspectos del trastorno) sobre la predisposición a desarrollar TDAH, las posibles comorbilidades que pueden aparecer (problemas de conducta o abuso de sustancias principalmente) y la respuesta ante el tratamiento farmacológico.

Por lo tanto, el diagnóstico debe efectuarse recogiendo información del comportamiento del niño/a. Se realiza a partir de una entrevista clínica con los padres y agrupando la información que nos facilitan éstos junto con los profesores a través de cuestionarios de conducta. A su vez, se elabora un informe con las pruebas neuropsicológicas que se pasan al niño y con la información recogida por el profesional a través de la observación directa durante dicho proceso con el menor. (Si se quiere obtener más información sobre la evaluación neuropsicológica les remitimos a nuestra entrada del blog «La importancia de la evaluación neuropsicológica en el TDAH» https://educatdah.wordpress.com/2015/02/23/la-importancia-de-la-evaluacion-neuropsicologica-en-el-tdah/)

¿POR QUÉ SE RECOGE INFORMACIÓN DE LOS PROFESORES?

La información que se recoge a través de los padres resulta incompleta. Una de las principales características del TDAH (y que en muchas ocasiones emborrona la imagen de personas que desconocen el trastorno) es, que quienes lo padecen, presentan sintomatología que tienen todos los niños (inatención, exceso de actividad – hiperactividad – e impulsividad), pero en un grado de intensidad y frecuencia mayor y con una afectación en su vida superior, que les dificulta la adaptación social, familiar, emocional y/o escolar.

Los profesores gracias al ratio de niños con los que trabajan disponen de un contexto y una situación ideal para observar si un niño tiene una sintomatología más marcada o por encima de lo habitual con respecto a su edad.  De la misma manera tienen la posibilidad de observar al niño realizando tareas que le exigen autocontrol, atención sostenida y un esfuerzo mental continuado. En relación con los padres, que generalmente disponen sólo de información a través de la comparación con hermanos, sobrinos o familiares, los profesores su situación laboral les habilita para recoger una mayor y útil información con el resto de sus iguales. Por su papel relevante en la evaluación (así como en la intervención en el aula con este tipo de alumnos) es fundamental formales en el trastorno y enseñarles herramientas para que puedan ofrecer su ayuda con la mejor eficacia posible.

EL PORQUÉ DE LA VALORACIÓN DE UN PSICÓLOGO.

Como venimos contando el TDAH tiene un origen neurobiológico y no emocional, aunque si presentan dificultades para el manejo de las emociones lo que puede agravar y acentuar la sintomatología típica. Sin embargo, existen muchas situaciones que afectan, interfieren o provocan un cambio en la vida del menor que puede provocar sintomatología similar a la del TDAH sin que ello signifique que se padece el trastorno. Así nos encontramos que un proceso de separación de sus padres, experiencias reiteradas negativas en el colegio (con profesores o compañeros), una enfermedad grave, el nacimiento de un nuevo hermano u otros trastornos orgánicos (como el trastorno del X frágil o problemas con la tiroides), pueden conllevar respuestas impulsivas, hiperactividad, labilidad emocional e inatención.

El diagnóstico debe ser lo suficientemente profesional como para abordar un diagnóstico diferencial y valorar si el niño manifiesta estos síntomas porque tiene un TDAH o si se debe a algún tipo de acontecimiento personal que conlleva una nueva adaptación, un trastorno en el estado del ánimo, un trastorno orgánico, un leve retraso intelectual, etc.

Por ello es fundamental que el profesional que evalúe a vuestro hijo se tome su tiempo para realizar un estudio a fondo y poder establecer un diagnóstico correcto. En el caso en que no sea así, una segunda opinión siempre puede resultar positiva.

¿ES POSIBLE DIAGNOSTICAR A LOS 3-4 AÑOS?

Para terminar no queríamos dejar de comentar un aspecto que genera también muchas dudas a los padres y es el rango de edad en el que se puede diagnosticar a nuestro hijo/a con TDAH.

La edad más común del diagnóstico es con 6-7 años, ya que en este rango la fiabilidad aumenta. Esto es debido a que el problema se hace más patente en los primeros cursos de Primaria donde se le exige mantener la atención durante un tiempo más prolongado, las tareas son más monótonas y el nivel de contenidos académicos es más riguroso y estructurado.

Esto no quiere decir que en algunos casos no sea muy evidente desde los 3 o los 4 años, principalmente si presenta características hiperactivas/impulsivas, pero siempre es recomendable esperar unos años para establecer un diagnóstico. Pero en este punto entra en juego el diagnóstico precoz, fundamental para tomar medidas beneficiosas para el menor lo antes posible, por lo que si se tiene alguna sospecha de poder padecer TDAH a tan temprana edad, consultarlo con un profesional, tomar una serie de medidas en casa e irle enseñando una serie de estrategias adaptadas a su edad nunca va a hacerle daño.

En conclusión, lo ideal es que se desarrollaran y crearan pruebas objetivas, herramientas que nos permitieran a través de procedimientos médicos (como por ejemplo los TAC, resonancias magneticas, etc.) medir de una forma más objetiva la posibilidad de padecer el trastorno. Diagnosticar TDAH es muy difícil debido a su amplia variedad de síntomas conductuales y lo que estamos realizando a día de hoy es diagnosticar a través de evaluar estas conductas externas que son causa de las alteraciones internas que conlleva el trastorno. De esta manera entran en juego los juicios personales y la subjetividad de los profesionales medicos, psicólogos, profesores y los propios padres. Afortunadamente los conocimientos que se van sabiendo del trastorno y la sensibilización cada vez mayor de los profesionales hacen que la subjetividad entre menos en juego y nos encontremos en la mayoría de los casos diagnósticos acertados con estudios en profundidad.

Equipo de Educ-at

educatdah.com

frustración

El curso ya está acabando y, desde septiembre, estamos publicando diferentes noticias y escritos muchos de ellos fruto de nuestro día a día trabajando con niños y adolescentes, en su inmensa mayoría afectados por TDAH.

Y es que, cuando decidimos trabajar sobre este trastorno, no nos podíamos imaginar como estos chicos (en ocasiones excluidos en sus colegios por no ser considerados “brillantes”) podían esconder tantas cualidades y capacidades que cuando se trabajan bien salen a la luz en su mejor versión (siempre decimos que estamos creando una pequeña “fábrica” de futuros psicólogos, ya que muchos de ellos nos plantean el deseo de poder intentar contribuir a que otros compañeros no lo pasen tan mal en el futuro).

No obstante, no nos podemos olvidar de que este camino que llevamos en la actualidad con más de cincuenta familias no es un camino fácil. Y es que, la mayoría de estos maravillosos chicos tienen un punto en común: su baja autoestima fruto de una etapa a remolque.

Por ello, siempre los primeros esfuerzos se deben centrar en el trabajo de dicha autoestima. Es decir, tenemos que hacerles ver como son personas llenas de posibilidades que deben intentar poner sus esfuerzos en olvidar un pasado a veces tormentoso (fácil decir esto…) y centrarse en un futuro prometedor.

Una vez que el camino prosigue y ellos se van empezando a ver capaces entramos en un punto conflictivo: la confrontación y el enfrentamiento con la realidad. Este punto (el menos bonito de nuestro trabajo) es extremadamente importante y casi siempre necesario por algunos de estos motivos:

  • La fina línea entre el no puedo y no quiero (al principio no se ven capaces pero el dejar de esforzarse también trae consecuencias positivas a corto plazo)
  • Sentimientos de indefensión aprendida
  • Rebeldía propia de la infancia o la adolescencia

Es aquí donde (teniendo muy claro que deberemos esperar el momento oportuno para reforzar el mínimo esfuerzo y también sabiendo que la excesiva presión no es efectiva) debemos ponernos serios y saber que siempre pensando en el desarrollo de estos chicos, no solo vale la palmadita en la espalda.

Este paso necesario es extremadamente difícil de aplicar en las familias (siendo esto muy razonable). Y es que, tendemos a pensar que cuanto más fácil le pongamos la vida a nuestros hijos, parejas y demás seres queridos más felices les hacemos. Por ello, en muchas ocasiones nos convertimos en defensores aférrimos de comportamientos que a la larga no traen consecuencias positivas.

La realidad no es esto, ya que la experiencia nos dice que todo el mundo necesitamos personas que nos pongan los pies en la tierra, nos exijan aquello que podemos dar y nos ayuden a desarrollar una capacidad que nos permita antes de buscar excusas externas poder empezar mirándonos a nosotros mismos.

Esto no suele ser aceptado ya que, ¿A qué adulto nos gusta inicialmente que nos contradigan, nos hagan ver nuestros fallos o nos empujen a seguir luchando cuando creemos que las fuerzas han llegado a su límite? Generalmente a ninguno, aunque todos a la larga entendemos que es lo que más nos ayuda y buscamos precisamente rodearnos de este tipo de personas.

Si bien es importante en los adultos, ni que decir tiene en los niños sobre todo para no caer en lo que es bajo nuestro punto de vista uno de los mayores males en la sociedad actual: la baja tolerancia a la frustración.

Y es que, en un mundo donde se puede acceder a todo con un solo click y donde parece que nada importa (ya que el “no pasa nada” está a la orden del día) falta mucha tolerancia a la frustación. Dicho de otra manera, desde que somos pequeños no vemos límites y entendemos que a cada momento puedo satisfacer mis deseos centrándome en el placer más inmediato. Por ello, el esfuerzo queda a veces en un segundo plano y nos olvidamos la lucha intensa que requiere perseguir nuestros objetivos.

De esta forma entendemos que con cariño y comprensión combinado con confrontación y  una buena dosis de refuerzo positivo (alternado con un correcto establecimiento de normas y límites) podemos conseguir que estos chicos logren el éxito que deben conseguir de cara al potencial que poseen.

No nos olvidemos que un niño con TDAH puede y debe conseguir un desarrollo totalmente normal.

Por último, animaros a los padres (que sois los que siempre mantenéis una lucha incansable) a ayudar a dar el empujón final y completar un curso que sabemos que en muchos casos ha sido bastante complicado.

Nos complace poder seguir viendo como estos chicos salen adelante y esta dura lucha finalmente tiene recompensa. ¡Mucho ánimo!

Equipo de Educ-at

educatdah.com