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“No nos perturban las cosas sino la visión que tenemos de ellas”. Epícteto.

Parafraseando a este filósofo, me gustaría que reflexionaras sobre la percepción que cada uno de nosotros tiene de la realidad, más tarde te revelaré el porqué. Pero antes de descubrir el misterio, te invito a que hagas una rápida búsqueda sobre el trastorno y, si mi ordenador no se equivoca, obtendrás abundante información sobre la sintomatología, la etiología, el abordaje… Si te esfuerzas un poquito más, quizás llegues a apartados como “Pero también hay cosas buenas” o “Puntos Fuertes del TDAH”.

Por eso quiero empezar apelando a tu capacidad de interpretación, a tu motivación por buscar y encontrar aspectos nuevos del trastorno, ya que algunas de las cosas que vas a leer en esta breve entrada no te van a ser para nada ajenas, de hecho, quizás se trate de los síntomas que percibes día a día pero mostrados o explotados de otra manera. ¿Se te ocurre ya alguno?

También te preguntarás a quién va dirigida esta entrada, muy sencillo: a tí, a tí como padre, madre, familiar, profesor, amigo…En definitiva, desde a aquel que convive con alguien diagnosticado de TDAH, al lector que por el interés que despierta este trastorno también está dispuesto a descubrir el potencial existente.

Características positivas del TDAH

Seguro que muchas veces te habrás planteado la causa de algunas contradicciones que percibes a diario; cómo es posible que se olvide de apuntar las tareas en la agenda, pero sin embargo sea capaz de recordar todas las veces que ha habido un cambio de planes y la razón.

Uno de los aspectos que seguramente destaques sea la memoria. Son totalmente capaces de recordar datos que nadie esperaría, cómo el precio de su fruta favorita y aquella vez que no pudisteis ir al cine porque el trabajo requirió más tiempo.

Del mismo modo, te asombrará cómo puede cometer el mismo error y tender a enfadarse cada vez que se encuentra con un obstáculo (una asignatura complicada, un comentario desafortunado, una cita médica, etc.) en lugar de aceptarlo, pero por supuesto se encargará de encontrar todos los recovecos del mundo para tratar de salirse con la suya.  Ese ingenio, esa originalidad a la hora de enfrentarse a un contratiempo e ir a objetos perdidos del colegio a buscar algún pantalón cuando se olvida la bolsa de gimnasia en casa.

Sus soluciones probablemente ganen en creatividad a las nuestras por goleada. Es más y, hablando de creatividad, qué interesante es descubrir que si dibuja o visualiza parte del temario en lugar de leerlo, te sorprenderá la eficacia con la que adquiere la información. Esa necesidad de métodos interactivos, de realizar las cosas de manera diferente, del continuo interés por reinventarse y renovar su curiosidad por las cosas que implican novedad.

No nos podemos olvidar de lo increíblemente serviciales que son, cómo buscan el bienestar de la otra persona, configurándose como los perfectos anfitriones de casa. Sin duda no se comerán el paquete de galletas antes de ofrecerte alguna. Y si ya eres su amigo, el paquete de galletas, así como su confianza y lealtad, también los tendrás contigo.

Como ves, hablamos de las mismas características; buena capacidad mnésica, ingenio, originalidad, curiosidad por descubrir cosas nuevas, cortesía, honestidad, creatividad… Pero ahora, te gustará saber cómo poder potenciar esa cara b de la que te hablo. Sigamos la ruta.

¿Cómo podemos ayudar a potenciarlas?

Una vez identificadas algunas de las características potenciales más llamativas, pensemos en algunas actividades o recomendaciones para lograr que destaquen en positivo.

En lo que respecta a la memoria, interés por la novedad e interactividad del material, los juegos en los que se ponen de manifiesto varias de estas habilidades son una fuente más rica de lo que pensamos para trabajar el mantenimiento de la atención, respetar los turnos, etc.

No pretendo explayarme en pautas como favorecer los elementos visuales en el seguimiento de rutinas, o secuenciar la información en el estudio, ya que estamos tratando de proporcionar otro enfoque más desconocido, o menos explotado. Siguiendo esta línea, la eterna duda de a qué actividades extraescolares inscribirle; cada una de ellas aporta algo distinto al desarrollo del niño (desde la cooperación en los deportes de equipo, como la creatividad en actividades plásticas o la empatía en inteligencia emocional), por lo que la decisión puede ser tomada teniendo en cuenta requisitos como que no le suponga una carga o le pase factura cuando finaliza la semana, pero sobre todo disfrute haciéndola y sepamos que más que una obligación, lo perciba como una oportunidad de demostrar aquello que le gusta tanto.

Recordemos que con nosotros pueden desenvolver muchas de estas características desde ayudando a hacer la lista de la compra, hasta acompañarnos a hacer un recado dando un paseo, visitando lugares nuevos o simplemente viendo una película que a todos nos guste.

Es decir, ganaremos todos cuando encontremos un equilibrio entre lo que nos gusta hacer, nos ayude a mejorar y nos permita reflejar nuestro potencial.

¿Cómo se lo transmito?

Ahora que hemos reinterpretado algunas de las características y dado pinceladas sobre cómo potenciarlas, ¿qué hacer para meterles el gusanillo? O dicho de otra manera, ¿cómo les motivo para que empleen su potencial en actividades que les ayuden a desarrollarse? No es poco común que sepamos los beneficios del deporte, pero nos quedemos en casa viendo una película… Así que vayamos a paso a paso; elijamos en primer lugar un buen momento como pueda ser un fin de semana después de reposar la comida.

Después y dejando etiquetas a un lado, más allá de cualquier diagnóstico, a todos nos gusta hacer aquellas cosas que se nos dan bien. Empecemos por lo básico, si queremos emplear el tiempo de ocio en actividades motivantes, busquemos alguna que disfrutemos hacer.

Durante la actividad, que no falten palabras de aliento si empezamos a desconectar, ni tampoco ases en la manga, alternativas u opciones (las cuales seguro disfrutarán probando y añadiendo modificaciones). Bienvenidas todas las iniciativas, a todos nos gusta que nos escuchen y sentirnos valorados.

Por ello,  expresemos sin pelos en la lengua lo bien que se le da arreglar los problemas del ordenador, cómo se lo pone difícil a papá en la partida de ajedrez o las vueltas que nos da a todos entendiendo lo que le ocurre al perro.

Atribuyamos responsabilidades sencillas que disfruten no por llevarlas a cabo, si no por cómo nosotros pensamos en ellos señalándoles la maestría con la que las realizan, porque a veces se nos olvida lo buenos que somos en algunas cosas y no está de más que nos lo recuerden. Construyamos un autoconcepto realista, donde sepa en qué necesito mejorar, pero sobre todo lo que me hace destacar en positivo.

En resumen/ en conclusión

Para finalizar, me gustaría destacar que la heterogeneidad existente dentro de este espectro puede causar que muchas de las características las compartáis y os sintáis totalmente identificados, mientras que otras de ellas os puedan parecer menos familiares o encontréis más dificultad a la hora de buscarle el sentido práctico. Esto es parte de la realidad de este trastorno, donde es complejo encontrar el equilibrio entre las generalizaciones y  puntos en común o los aspectos diferenciales.

Sin embargo, estoy segura de que todos podremos llegar a la misma conclusión: identifiquemos algo que se nos da genial en base a nuestras características, pero sobre todo disfrutemos el proceso, descubriendo nuevas potencialidades y manteniendo las de la vieja escuela. Seamos positivos.

Ana Aso Jiménez

Psicóloga colegiada M-32114

Educ-at Psicólogos

www.educatdah.con