la-indisciplina-escolar

Los últimos datos de prevalencia señalan que uno de cada veinte niños presenta TDAH. Esto significaría que uno o dos niños por clase lo padecerían, por lo que se antoja fundamental formar a docentes en este trastorno de una manera eficaz.

Los profesores son uno de los principales agentes de detección, es decir, en un alto porcentaje son los primeros en identificar a un niño o adolescente con TDAH. Ellos no diagnostican pero sí que pueden iniciar una posible sospecha del trastorno. Por lo tanto, aquellos que carezcan de formación sobre el TDAH pueden, además de no valorar adecuadamente las señales de alerta, suponer un obstáculo en el desarrollo del niño.

A menudo nos encontramos con familias que realizan un sobreesfuerzo, tanto a nivel económico como a nivel emocional, para ofrecer a su hijo diversos profesionales que les enseñen a adquirir una serie de estrategias que fomenten su crecimiento. Esfuerzos que conllevan mejorías pero que ante un profesor desconocedor del tema supone un freno, puesto que pueden presentar dificultades para percibir cualquier pequeño logro, o son incapaces de incentivar al niño o no comprenden las dificultades que presenta.

Esto no quiere decir que no nos hayamos encontrado profesores, orientadores o directores sensibilizados con estos niños. Afortunadamente,  el origen de las soluciones se encuentra cada vez más en los colegios gracias a personal docente con una mayor sensibilización y concienciación con el TDAH. Profesores que saben entenderles, motivarles y reforzarles, y centros educativos que desarrollan protocolos de actuación en las aulas, potenciando de sobremanera su desarrollo. Todos estos avances nos reconfortan y animan a seguir trabajando en esta línea de difusión.

EN BUSCA DEL COLEGIO APROPIADO

Uno de los aspectos que caracterizan a un niño con TDAH es su paso por varios centros educativos. Estos cambios marcarán su autoestima, debido a las experiencias negativas que viven y a la sensación de no encajar, de ser un problema en cada uno de ellos, por lo que tienen que ir vagando de un centro a otro hasta dar con el adecuado. A su vez, este descenso en la autoestima va a hacer mella también en su autoconcepto (la imagen que tiene sobre sí mismo) y a su motivación, entrando en un círculo vicioso del que cuesta salir.

Enseñar y formar a los profesores que interactúan con los niños durante su periodo escolar nos ayudará a revertir esta situación, a impulsar su crecimiento, a que su motivación y sus competencias aumenten, obteniendo así una mejor actitud dentro de la clase, con su respectiva mejora a nivel global.

La formación tendrá como objetivo que el profesor disponga de un mayor conocimiento, de un mayor abanico de estrategias, percibiéndose como una persona con mayor capacidad para ayudarle y con un poder muy grande para potenciar su progresión. Porque para los niños y adolescentes, los profesores son también modelos en los que reflejarse, figuras de autoridad de las que aprender y que, al final de su etapa escolar, les recuerden como aquellas personas que supieron entenderle y ayudarle, pues como dice Maya Angelou “las personas olvidan lo que dices, olvidan lo que haces, pero nunca olvidan cómo le haces sentir”.

No perdamos la paciencia con ellos, no les apartemos, no los etiquetemos dejando de ver sus cualidades positivas y sus fortalezas. Son alumnos que necesitan una mayor comprensión, una mayor flexibilidad y una serie de pequeñas medidas que no impiden su desarrollo, más bien lo impulsan y favorecen.

Ellos lo agradecerán.

Image

El día 28 de Noviembre tuvimos la oportunidad de acudir al Foro por la Convivencia organizado por el Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid. Por ello, en primer lugar queremos agradecer a Conchita Antón, parte activa de este Consejo, su invitación.
Resultó muy gratificante ver cómo este trastorno, sobre el que hace ya algún tiempo empezamos a trabajar, está adquiriendo la sensibilización necesaria para concienciar a la sociedad de la importancia de un buen tratamiento.

Diversos profesionales se centraron en hablar de las peculiaridades de este trastorno en su ámbito, pero siempre teniendo en cuenta un aspecto que consideramos fundamental en el tratamiento del mismo: una perspectiva multidisciplinar.

Inicialmente se pensó que con estos niños solo se podía trabajar desde un punto de vista psicológico, más tarde se le dio también a la familia un papel destacado y hoy en día se pone de manifiesto la importancia del centro educativo si queremos conseguir normalizar la vida de estos niños/as. Y es que, es en el colegio donde el alumno pasa la mayor parte de su tiempo, donde crea un autoconcepto y donde ellos comienzan a verse o no capaces de superar sus expectativas. Entramos entonces en la MOTIVACIÓN, para nosotros el motor fundamental a la hora de poder comenzar a solucionar los problemas asociados al TDAH. Ellos necesitan verse a sí mismo capaces y saber que pueden conseguir sus objetivos (esta es la mejor terapia posible que pueden tener). De esta manera también estaremos incidiendo en su autoestima.

¿Y esto se puede conseguir a través del diálogo y la reflexión? Creemos que sobre todo necesitan trabajar y adquirir esas técnicas ya que no habrá nada que les pueda convencer mejor.

¿Cuál es el problema? Que sigue habiendo mucho desconocimiento y/o en ocasiones falta de interés, reconocimiento o colaboración por parte de algunos centros educativos.

Otro de los aspectos que nos llamo la atención fue la aceptación de que el TDA/TDAH (a pesar de tener rasgos comunes en todos los niños/as en función de su componente) afecta de forma distinta a cada uno de ellos. Esto es importante, ya que a veces se considera que se debe tratar de una forma u otra SÓLO en función del predominio, o que incluso se puede tratar de forma grupal al tener aspectos generales. Por supuesto que nos separamos totalmente de esta idea y cada vez se pone más de manifiesto la necesidad de tratarlo de forma individualizada y con un método específico.

Otra cuestión destacada y la que diferentes ponentes se refirieron fue el hecho de diferenciar qué es y qué no es TDAH. Estamos bastante cansados de ver como diversos centros creen que estos niños están mal diagnosticados y no tienen otra cosa que falta de educación o vaguería debido a que su comportamiento en clase no es adecuado.

¿Y por qué no comenzar a creer que se debe a una falta de autoestima o motivación? 

Obviamente todo niño/a necesita destacar y si considera que no lo puede hacer aspectos positivos tratará de hacerlos por otras cuestiones con las que consigan el respeto y aceptación necesaria.Este profundo cambio de mentalidad es el que nos hará pensar que las cosas se están haciendo bien…

En definitiva, agradecemos que se pusiera de manifiesto el hecho de trasladar este problema no solo a los padres afectados por este trastorno sino también al resto de la sociedad, ya que no podemos olvidar que debemos luchar por la normalización de la vida de estos niños y que es totalmente posible.

Tras una semana en la que nos hemos reunido con varios colegios, hemos podido poner de manifiesto la importancia de la colaboración del mismo en el desarrollo de un niño con TDAH.

La labor en casa es fundamental (especialmente en el tema de normas y límites, refuerzo positivo y castigo), la de un profesional consideramos que también (técnicas que puedan suplir el déficit, motivación, competencias, etc) pero también es esencial la labor del colegio.

Y es qué, durante el gran número de horas que pasan allí pueden pasar muchas cosas que influyan positiva o negativamente en estos niños. Basta que no se vean capaces de contestar de forma satisfactoria a una pregunta del profesor, que los maestros nunca refuercen de forma positiva sus aportaciones, que no se vea igual que otro compañero, etc. para que su motivación descienda hasta tal punto que comiencen a presentarse conductas inapropiadas (un niño tiende a destacar y si no lo puede hacer de forma positiva busca que sea por otras cuestiones).

Por todo ello, es necesario que los profesores y orientadores tengan claras las particularidades del trastorno y el caso concreto del alumno. Todo ello acompañado por una competencia que consideramos básica, FLEXIBILIDAD.

Flexibilidad para:

  •  Mirar más allá de la mala conducta del alumno
  • Saber que necesitan normas y rutinas pero tardán en acostumbrarse a ellas
  • Entender que en casa su estudio conlleva una mayor elaboración y por lo tanto no siempre pueden hacer frente a todas las tareas
  • Comprender que estos alumnos pueden tener un gran proyección y desarrollo rompiendo falsos mitos del pasado

En definitiva, queremos concluir mostrando nuestra satisfacción al darnos cuenta como cada vez son más centros los que se interesan por hacer las cosas bien, adaptarse a estos niños en vez de fomentar la búsqueda de otro centro, formar a sus profesores en este trastorno y valorar nuestra labor.

No obstante, aún queda mucho por trabajar…