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¿CÓMO PREVENIRLO?

El acoso escolar es un problema emergente de la sociedad actual por lo que la prevención juega un papel fundamental para reducir el número y la frecuencia de los casos. Luchar contra el acoso es una responsabilidad de todos. De esta manera estaremos evitando daños socio-emocionales que implican a todos aquellos que intervienen en él.

Existen dos tipos de prevención: la primaria que se lleva a cabo cuando todavía no se ha detectado ningún indicio del problema siendo su objetivo sería evitar conductas de acoso mediante la información y la sensibilización y una secundaria que se produciría cuando ya ha surgido algún episodio de acoso escolar susceptible de ser detectado e identificado precozmente. Una intervención rápida cuando todavía es un proceso incipiente podría evitar la consolidación del problema.
La prevención debe llevarse desde los dos ámbitos fundamentales en la vida del niño: el ámbito escolar y el familiar.

Prevención desde el ámbito escolar

La prevención debe comenzar por una línea maestra de actuación coordinada y consensuada por todo el centro.
Algunas orientaciones que podrían ser contempladas en los referidos documentos institucionales son:

1. Normas de convivencia del centro realmente respetadas por todos.
2. Jornadas de sensibilización dirigidas tanto a profesores, como a padres y alumnos.
3. Participación en cursos de formación dirigidos a distintos miembros de la comunidad educativa en las que se traten temas específicos relacionados con este problema.
4. Potenciación de la figura del tutor para que se constituya en referente y persona de confianza en caso de sufrir algún tipo de maltrato o humillación en el centro.
5. Utilización de las horas destinadas a la tutoría para trabajar valores como la tolerancia, el respeto, la amistad, el manejo de las emociones, comunicación asertiva, etc.

Prevención desde el ámbito familiar

A través de la educación familiar, los hijos deben tener garantizadas ciertas condiciones básicas, de las que depende su calidad y que contribuyen a prevenir cualquier tipo de violencia:

1. Una relación afectiva cálida, que proporcione seguridad sin proteger en exceso.
2. Un cuidado atento, adecuado a las cambiantes necesidades de seguridad y autonomía que se producen con la edad.
3. Una disciplina consistente, sin caer en el autoritarismo ni en la negligencia, que ayude a respetar ciertos límites y aprender a establecer relaciones basadas en el respeto mutuo, la antítesis de la violencia y del modelo de sumisión-dominio en el que se basa.
4. Motivación por ser eficaz y por superarse, educando en las habilidades necesarias para lograrlo.
5. Oportunidades y habilidades para establecer relaciones de amistad basadas en el respeto mutuo
6. Protección a los niños y a los adolescentes de la violencia que llega desde las pantallas de la televisión y otras tecnologías, mientras se les educa en su utilización con fines educativos.
7. Comprensión recíproca de padres e hijos.